Si sabes quién eres, nada te puede hacer sentir menos, ni siquiera tú mismo.
En esos momentos de duda, es importante recordar quiénes somos en esencia.
Si mantenemos presente nuestra identidad y nuestro valor intrínseco, podemos evitar caer en la autocrítica destructiva y mantener nuestra autoestima a pesar de nuestros errores o inseguridades.