Y así, bajando por Rivadavia, llegamos a nuestro siguiente bar que es un viaje al Mercado, pero es también un viaje al pasado, un viaje a 1928 el bar objeto y mágico donde la diversidad se percibe en la nariz y el café te penetra por los poros mientras te das cuenta de que en esta ciudad, si uno sabe disfrutar, no hay manifestación que valga ni rico que aguante porque, en cualquier esquina, vas a encontrarte.