Mayo fue un mes de lecturas pesadas, de esas que te estrujan el cerebro. Creo que por fin entendí a Shakespeare, tuve la oportunidad de leer a Esquilo (y sale mal), y leí uno de esos libros que no me gustan ni un poquito, pero puedo admirar la calidad literaria. Y la joya de la corona, la cereza del pastel es Queen's Hope, el libro que salvo el mes.