Mucho nos gustaría que fuera así, y que la muerte de los dos testigos pudiera servir para que finalmente y a pesar de todo, las personas llegaran a conocer a Dios.
Pero cabe también la posibilidad de que su confesión fuera superficial y pasajera. Como ya hemos visto anteriormente, el temor a los juicios de Dios no produce en los hombres un auténtico arrepentimiento