Toda la Palabra de Dios nos lleva a poner nuestra mirada en Jesús. Un siervo de Dios, sólo pueden ser transmisores de la revelación, pero el punto central de la Palabra es Jesús. Otros están tan ocupados intentando poner en orden todos los acontecimientos escatológicos, que pierden de vista al personaje central acerca del que hablan. Debemos tener mucho cuidado y no predicar otra cosa sino a Jesús. Toda la Escritura es el testimonio de su Persona y su Obra.