Los marzo es un resumen de la vida. La tristezas y la alegría están presentes. En este mes, las fuertes lluvias amenguaban. Los campos verdes con aromas a flores silvestres acarician nuestras mentes. Las vacaciones llegaban a su fin. Los hogares sabían a libros y cuadernos nuevos. Pronto los hermanos viajarán a la capital. La educación era el estandarte de progreso de esta ciudad adherida a nieves de encanto. Los ahorros del maestro se estiraban como por milagro. Los amigos afianzaban sus lazos de amistad, ahora volverán a diferentes colegios y lugares. Los años pasaron y el coronavirus traidor se los llevó a algunos. En mi caso mis amigos de infancia allá están guardando una carpetita para su hermano Acucho.
Este espacio lo dedico a mis amigos Efra y Gela forjados en los mismos fogones de clases. Los talleres, el canto y las poesías nos cobijaron
desde la escuela. Los bosques acompañaron nuestros vuelos iniciales de paz y reflexión. Las letras y números se convirtieron en nuestros dados eternos. La repentina partida de ustedes casi juntos deja en orfandad las pocas tertulias que en la salva disponía. Nuestro encuentro no serán los agostos sino en los marzos estrellados bajo la luna de los pinos.
Pero los marzos también traen alegrías como es el caso de los aniversariantes, en esta oportunidad mi saludo especial a mi hermana Chole (Soledad) Zúñiga, quien vive en Ingeniería sustituyendo a mi madre Luchi.