Richard Ramirez acabó siendo localizado y reducido por un grupo de ciudadanos que estuvieron a punto de lincharlo.
Su juicio se convirtió en un espectáculo mediático y, debido a sus estrambóticas declaraciones sobre sus creencias satánicas, se convirtió en un personaje popular. En la cárcel recibió numerosas cartas de amor de sus fans.
Según las autoridades penitenciarias, nunca se mostró arrepentido de sus crímenes.