En Pomuch celebran el Día de Muertos de una manera muy particular. El camposanto del pueblo es también un osario y, un par de semanas antes de la celebración a los fieles difuntos, las familias comienzan los preparativos para reencontrarse con los huesos de aquellos que, en vida, fueron parte de su familia y que aún lo son en sus corazones.
Las osamentas reposan dentro de pequeños baúles o urnas que, año con año, son sacados de sus nichos para ser destinatarios de rezos, cantos y para recibir las noticias familiares. Lo ancestral se siente en el ambiente y los antepasados sonríen, gozan y no espantan a nadie.
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