Si bien es cierto que las palabras tienen poder, el perdón también lo tiene. Cuando nos perdonamos a nosotros mismo solo así podemos perdonar a los demás; el perdonar nos hace sentirnos libres y nos permite ver la vida desde otro ángulo. Hoy te invito a dejar a un lado el odio, el rencor y vivir todos los días como si fuera el último día de tu vida aceptando la imperfección, respetando los proceso y sobretodo amándote al máximo.