Estoy convencida de que NECESITAMOS disciplinar o eliminar los conductos en nuestra vida que nos llevan constantemente a las compararnos con otras mujeres y familias.
Podemos estar en este justo momento coqueteando y alimentando la envidia en nuestra vida, y ni siquiera estar un poco conscientes de lo mucho que este sentimiento nos ciega y domina.
¡CUIDADO! "las mentes envidiosas nunca están satisfechas, nunca son capaces de decir: soy feliz".
¿Qué dice Nuestro Dios al respecto?