La elección presidencial de 2025 marca el mayor giro a la derecha en Chile desde 1990. José Antonio Kast se impone en un contexto de inseguridad, desorden e incertidumbre económica, ofreciendo control y certeza más que adhesión emocional. Su triunfo combina eficacia política propia y un voto de castigo al oficialismo. Jeannette Jara no fue derrotada por su desempeño personal, sino por el peso simbólico de su militancia. La memoria histórica y el miedo al comunismo siguen operando electoralmente. Chile no votó por un proyecto de futuro, sino contra un riesgo percibido.