Esta meditación forma parte de la primera etapa del proceso de entrenamiento de aprender a escuchar la voz de Dios. Aprender a reconocernos santos, puros e inocentes. Aceptar que somos tal como Dios nos ha creado es un paso importante para acallar nuestros pensamientos de hostilidad, castigo, ataque y venganza, y así poder escuchar su voz. En esta meditación confirmamos nuestra unión con la mente de Dios, pensamos con Dios, vemos con Dios, sentimos con Dios y vivimos con Dios. Que lo disfruten.