Esta meditación forma parte de la primera etapa del proceso de entrenamiento de aprender a escuchar la voz de Dios. Aprender a reconocernos santos, puros e inocentes. En esta meditación hacemos conciencia que una vez nos hemos decidido por entregarnos al amor, ya no hay vuelta atrás. Al dar la bienvenida a la luz que habita en nosotros, el despertar es un suceder, de la mano del Padre, éste nos envuelve y acompaña. Ya no nos podemos escapar de su Amor y de su Luz. Que lo disfruten.