He tenido la oportunidad de hablar con varias personas en estos últimos 8 días, personas que, como yo, han visto que su vida cambia en un segundo, enfrentados a un diagnostico que no esperaban.
El estar aquí en Houston nos a llevado a tener este tipo de conversaciones, con mucha mas frecuencia, en el pasado sencillamente mandaba un mensaje por WhatsApp con un abrazo y mis mejores deseos y listo, sentía que estaba acampándolo en el proceso, lo que hoy si se es que no tenia ni la menor idea de lo que podían ellos estar pasando, viviendo y la manera que impactaba no solamente a quien es diagnosticado sino a toda su familia.
No crea que son conversaciones fáciles, escuchar a los demás es revivir, es recordar, es traer al presente ese hoyo profundo, ese desierto, esa prisión, esa circunstancia de la cual no tengo ningún control, me hace recordar lo que sentía y el deseo que tenia de salir corriendo y no enfrentar esa noticia, el no querer aceptarla y mucho menos agradecer a Dios por las bendiciones que recibía ese mismo día que recibimos el diagnostico.
Veo en lo ojos y escucho en las voces la desesperación, la aflicción, en otros casos el enojo, y casi en todos los miedos, el temor, que al principio se apodero de mi.
Desde que empezó esta batalla he hablado con muchísimas personas que la han atravesado con diferentes resultados, otras que están en la mitad de la batalla y ahora generalmente con aquellos que la empiezan.
Al estar en un país que no es el nuestro, las conversaciones inician con los temas técnicos y logísticos (seguros, coberturas, hospitales, estadías, transportes, presupuestos, ubicaciones, traslados, comunicaciones) etc. y con el paso de minutos o horas, empezamos a hablar del diagnostico, que tipo de cáncer es como se trata, que como nos ha ido en el hospital, cuales son los efectos de las quimioterapias etc. muchas preguntas, inquietudes, buscando tener una tranquilidad algo de que aferrase. Algo que he aprendido en esta batalla, es que lo que funciono ayer con Mariana, no necesariamente funcione mañana con ella, así sea lo mismo. Que los tiempos y agendas, que en este proceso se llaman protocolos se extienden, que no se puede determinar el impacto de una quimioterapia en el cuerpo, como tampoco cuanto tiempo será la recuperación, si es como la tienen planificada los doctores en el protocolo o será cuando Dios quiera, mi respuesta para estas preguntas una vez de explicar los detalles es vivamos un día a la vez.
Pero en este punto aun no llegamos a la parte mas difícil de la conversación, no siempre se lleva la misma agenda, no siempre son los mismos temas, pero siempre llegamos al mismo lugar.
¿Como es posible que se mantenga Ud. agradecido con Dios en este proceso?
Y si solo va a quedar una cosa en su cabeza hoy, lo invito a que lo escriba.
Cuando estamos en el problema, debemos invitar a Dios al problema, no salir de ahí corriendo. Y esto es todos los días, varias veces al día.
'Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.'
Juan 16:33