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Quisiera empezar con definir un concepto, que para muchos de nosotros puede ser familiar.

La Definición Técnica de Producto Terminado: es el bien resultante del proceso de fabricación. Es decir, aquel bien que se obtiene tras pasar por el proceso de producción y que queda listo para su entrega; ya sea para incorporare a otro proceso de producción, o para ser entregado al consumidor final.

Definición técnica que no deja de ser engañosa y relativa, por que a pesar de ser un concepto conciso, todo va a va a depender del proceso de producción del que estemos hablando, Es decir, un bien terminado, para cierta organización, es materia prima, o un bien semiterminado para otra.

Dios esta mas interesado en ayudarnos a crecer, que vernos como un producto terminando

Nuestras vidas se pueden sentir como un desierto muchas veces, que nada esta fácil estamos secos y marchitos, nos llegan golpes de donde no esperamos y es ahí cuando buscamos maneras de parecer que somos el producto terminando, empezamos a improvisar caminos y salidas como si pareciera que tenemos todas las cosas bajo control.

Empezamos a poner nuevas capas de pintura, sobre nuestra oxidada, desgatada y reventada vida, ponemos un nuevo mantel en la mesa, esperando que nadie se de cuenta de la diferencia.

Pero Dios no esta pidiendo que parezcamos un producto terminando en nuestras vidas, El dice que Jesús es mas que suficiente para eso.

Al contrario, Dios espera cambiarnos desde el principio hasta el final,  desde nuestros interior hasta nuestro exterior, no es una carrera sprint es una maratón , Dios invirtió en nosotros a largo plazo, quiere que abandonemos por completo el acto y deseo de estar completos, que creamos que estamos listos como un producto terminado,   quiere ayudarnos a estar mucho mas desesperados por estar con El,  para que vivamos en su presencia.

Este es el milagro: cuando nosotros paramos de estar intentando lucir como nuevos y perfectos, como un producto terminado, la tierra de nuestro corazón se convierte en tierra sana y fértil, y es ahí cuando el amor y la gracia de Dios empieza a brotar en nosotros, y el desierto aunque desierto aun, empieza a florecer y cambiar, pero con lo que es real, y no lo que nosotros creemos que es perfecto.