Listen

Description

Cuando miro hacia atrás y veo todo lo que ha pasado en este ano y siete mes en mi vida, solamente puedo dar gracias a Dios,  y son muchas las circunstancias que te tenido que vivir en este periodo de tiempo, algunas en común con la mayoría y otras solamente con algunos,  la pandemia del covid, restricciones de movilidad, cuarentena, y sus consecuencias, sociales, económicas, emocionales, la leucemia, el cáncer,  donde la vida esta en riesgo, y cambian por completo las prioridades, manera de hacer las cosas, hasta llevarme a vivir en otro país sin ninguna planificación o conocimiento previo de la ciudad donde hoy resido.

¿Como puede ser posible que entonces este agradecido con lo que me ha pasado?

Cruzar estos desiertos lo dejan a uno sin fuerzas, es una lucha contante y con muchos momentos de sufrimiento, tanto el covid como el cáncer, que nuestros hijos no quieran reconocer a Jesus, que los negocios salgan bien, no son situaciones que me han pasado solo a mi, muchos hoy junto conmigo están en estas luchas, y en muchas otras tan o mas graves que esta estas, desgastados de las batallas diarias, llenos de temor y miedo y no queriendo saber que va a pasar mañana.

En estas circunstancias he llegado a estar íntima y profundamente relacionado con Dios, donde esta relación con El crece día a día mas y mas, estoy seguro de que mi relación hoy con Dios es única, personal he intransferible, como también lo son una infinidad de lecciones aprendidas y las que hoy aun sigo aprendiendo.

Es de esto de lo que estoy infinitamente agradecido.

¡Dios tiene cuidado de ti, no dejes que el afán entre en tu vida! ¡Confía en El!

Hoy el miedo y temor son como el Covid, un virus que nos ataca por todos lados se mete en la casa, en la cama, en la cocina, por medio de mensajes de whatapp, llamadas telefónicas, redes sociales, televisión, noticias, chats grupales, reportes médicos, llega por medio de la familia, amigos, compañeros de trabajo, personas que conocemos y hasta desconocidos que nos cruzamos en el camino. Nos invade nos ataca segundo a segundo y no da descanso. Nos llena, nos invade esa sensación de angustia, ese sentimiento de desconfianza que nos impulsa a creer que algo malo o contrario a lo que deseamos va a suceder, un peligro que la mayoría de las veces es imaginario, pero que no deja de ser real en nuestras vidas, y lo que es mucho peor nos mueve a la acción y empezamos a tomar decisiones basados en el temor.

'Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.'

2 Timoteo 1:7