Desde que comenzó mi caminar de la mano de Dios, la mayor dificultad que he enfrentado es desaprender, si desaprender muchos conceptos a medida que iba creciendo se fueron arraigando en mi.
Conceptos sobre quien es Dios, como actúa y que puedo esperar de Dios, que se espera de un seguidor de Cristo y cual será el destino final de cada uno de nosotros. Uno a uno de muchos de estos conceptos se ha venido derrumbando a medida que me relaciono directamente con Dios, pero especialmente cuando paso tiempo con El meditando su palabra conociéndolo directamente a El.
Llegue a Dios por terceros y con la información que ellos tenían y compartían conmigo, pero nunca procure hacerlo de primera mano y fue con es información que se fueron construyendo dichos conceptos.
Conceptos tales como que con mi esfuerzo y lo que yo hago me gano el favor de Dios, que si sirvo a otros o ayudo a los demás mejor dicho si soy buena persona ya me gano el favor de Dios, me lo merezco, que cada vez que oro y pido lo que necesito, quiero o deseo Dios contesta siempre y cuando contesta debe acorde a lo que yo quiero, deseo, o necesito y si no lo hace , seguramente es por que no he hecho las obras necesarias para que lo haga, pensar de esta manera solo puede confirmar otros conceptos sobre Dios, que es un Dios castigador y lejano que no se preocupa por mi, especialmente cuando las cosas van mal y cuando las cosas creo que van bien y tengo todo lo que deseo sin importar la manera como lo haga yo soy bendecido.
Estos son algunos de los conceptos con lo que me he enfrentado en el proceso de desaprender no son lo únicos y menos los últimos, día a día a medida que avanzo conociendo a Dios siguen cayendo conceptos que fui adquiriendo del mundo en el pasado sobre Dios, ahora bien cada uno de nosotros tiene un proceso diferente y conceptos diferentes, que cuando abrimos las puertas de nuestro corazón de par en par y permitimos que Jesús tome el control de nuestras vidas, El con amor nos lleva por el camino con el objetivo final que cada día nos parezcamos mas a El, Dios no disfruta vernos pasar por el dolor, la perdida o el fracaso, el ama vernos crecer en ese proceso de transformación.