Existe una diferencia grande entre volverse cristiano y ser cristiano.
Volverse cristiano: Recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, es un solo paso.
Ser cristiano: Es caminar con Cristo todos los días de nuestra vida.
Podemos llegar a confundir el volverse cristiano con ser cristianos cuando no lo somos. Volverse cristiano no es un fin, es el principio de una nueva vida con Dios.
Que nada nos separe de este compromiso
¿Qué predico yo con mi vida y con mis palabras? ¿El evangelio?
Escuchar y hacer es parte de la misma moneda, nuestra mayor manifestación de amor hacia Dios es la obediencia.
¿Oigo la voz de Dios y la obedezco?
Podemos escoger dos caminos: obedecer o no hacerlo. Seré yo quien asuma las consecuencias de esta decisión. Si decidí obedecer entonces debo tener claro que decidí ser un testigo de Dios y su misericordia en mi vida. Ahora la pregunta es ¿cómo puedo ser yo un testigo? ¿Un testigo encantador de las maravillas de Dios en mi vida?
Estamos en un mundo que se mantiene una guerra espiritual, guerra que vemos reflejada en todas las áreas de nuestras vidas.
Familiar – Nuestra pareja, nuestros hijos
Laboral – Empresarial
Relacional – Amigos, compañeros de trabajo
Emocional – Sube y baja. Buscamos por medio de soluciones temporales dar solución – Alcohol, drogas, sexo, etc.
No son las circunstancias las que nos lleva o no a testificar del amor de Dios en nuestras vidas, es el propósito que Dios tiene para nosotros y el deseo de ofenderlo a Él sin importar la condición actual. Por eso es por lo que Dios quiere que sin importar las circunstancias vivamos en paz y llevemos a cabo la tarea encomendada.
Cuando las circunstancias no eran las más cómodas, cuando todo estaba en riesgo de acabarse, Isaías sin dudar confirma a Dios su deseo de obedecerlo.
¡Aquí estoy, envíame a mí!
¿Cómo hemos llevado nosotros hoy la palabra de Dios durante esta pandemia?
¿Qué escribo en las redes?
¿Qué le digo a mis hijos, cuáles son mis acciones?
¿Qué comparto con mis compañeros de oficina?
¿Mis amigos?
¿Soy testigo encantador de Dios?
¿Cuándo empiezo?
Aceptar a Jesús
Si nunca has aceptado el amor de Dios ni invitado a Jesús en tu corazón, quiero que tengas esa oportunidad ahora.
Querido Dios te agradezco que has estado para mí y que hayas enviado a Jesús a salvarme y no a condenarme.
Confieso que he pecado contra ti, y admito que necesito a Jesús como mi salvador. En el nombre de Jesús, Amén.