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¡Dios quiere que nosotros vivamos en paz!

Somos nosotros los que confundimos el tema. No es nuevo que hombres y mujeres estén juzgando la verdad de la religión por sus experiencias. Si el asunto funciona y te da beneficios, entonces es verdad. Es muy fácil para nosotros concentrarnos en las cosas negativas y en la dificultad.

Para poder caminar en paz debo entender que me debo enfocar en mi fe y en lo que creo.

Nuestra naturaleza es pecadora y tendemos fácilmente al temor a la duda. Tenemos unos circuitos ya preestablecidos que nos llevan a prestarle atención a eventos negativos y a huir de las cosas positivas. El impacto de perder algo es mucho mayor que ganar algo, nos afecta mucho más una crítica que un alago. Funcionamos así.

Basta un pensamiento para complicar las cosas, porque detrás de un pensamiento vienen emociones y detrás de las emociones vienen las decisiones.

Existe una gran diferencia entre una posibilidad y una realidad.

Nuestra ancla en medio de la tormenta es Jesucristo.

¡Escoge a quien creer!

La instrucción es clara

Mantengámonos firmes en nuestra esperanza porque Dios cumplirá lo que prometió. No dejemos nunca de hablarles a los demás de nuestra fe.

Hebreos 10:23

Que Dios, quien da esperanza, los llene de toda alegría y paz a ustedes que tienen fe en él. Así tendrán tanta esperanza que llegará a otros por el poder del Espíritu Santo.

Romanos 15:13

Intimidad con Dios es la clave.

Amar a Dios es hacer caso a la palabra de Dios, obedecerlo.

Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.

Juan 14:27

Si obedecen todo lo que yo les he mandado, los amaré siempre, así como mi Padre me ama, porque yo lo obedezco en todo.

Juan 15:10

Aceptar a Jesús

Simplemente no sabemos lo que nos depara el futuro. Pero una cosa de la que no puedes tener dudas es de tu salvación. Hoy es el día para cruzar esa línea y comprometerte con Cristo.

Si estás listo para hacerlo, haz esta oración:

"Jesucristo, te pido que entres en mi vida y me salves. Sé que he pecado y que no puedo salvarme a mí mismo. Necesito que seas mi Salvador. Quiero conocerte y aprender a confiar en ti. Por favor, ayúdame. En el Nombre de Jesús. Amén".