"Imaginen, si quieren, un mundo antes de las palabras", un universo aún en formación, donde los fenómenos naturales eran misterios sin resolver. En ese vacío, la mente humana, ávida de respuestas, comenzó a tejer historias. Historias que no solo explicaban el porqué de las cosas, sino que también servían como guías, como mapas para navegar en la inmensidad de lo desconocido. Así nacieron los mitos.
Un mito no es simplemente un cuento. Es un contrato social, una promesa tácita entre la comunidad y lo divino. Es la voz de nuestros antepasados resonando a través de los siglos, transmitiendo conocimientos, valores y creencias. Es, en esencia, la columna vertebral de una cultura.