Cómo padres biológicos y espirituales tenemos el deber de ofrecer a nuestros hijos no sólo la provisión económica Sino ofrecerles el alimento espiritual basado en la palabra de Dios que les asegurará su presente y su porvenir. Tendremos que soltarlos muchas veces pero si están seguros en lo que han creído jamás se perderá el propósito para el que fueron llamados.