Es muy alentador saber que no somos rechazados por Dios a pesar de nuestras trangresiones. Él jamás rechaza a su pueblo que lo busca ni a los que llegan a él con un corazón arrepentido dispuesto a aceptarle como único y suficiente Salvador. Dios mira a aquellos que se han mantenido firmes sin doblar su rodilla a dioses falsos. Y hay un remanente, una porción fiel que él atesora y defiende.