El perfeccionismo no es solo búsqueda de excelencia: Es un intento inconsciente de evitar el error, el juicio y, muchas veces, el desvalimiento. Bajo su superficie ordenada hay temor al fracaso, a la exposición, a no ser suficiente. Si bien puede motorizar logros y disciplina, también genera ansiedad, rigidez y frustración cuando lo ideal se vuelve inalcanzable.
En Psicología, se lo vincula con defensas narcisistas y exigencias internas que operan como mandatos. Trabajar sobre el perfeccionismo implica habilitar la falla como parte del proceso y desactivar la idea de que el valor personal depende del resultado. Ahí comienza el alivio.