El orgullo herido es un dolor narcisista. Se rompe un esquema de nosotros mismos que no creíamos posible que pudiera ser vulnerado. Llega hasta lo profundo de nuestro ser, sacudiendo los cimientos de nuestra identidad. Nos enfrentamos después a la ardua tarea de reconstruir y reconstruirnos. ¿Qué vínculo tiene el orgullo con el perdón?