Durante la infancia los padres en su intento por dar herramientas de sobrevivencia social enseñan a sus hijos a no dejarse, a sobresalir, sin pensar la neurosis que al paso de los años puede generar en el adulto. Es raro encontrar personas que admitan sus errores y pidan una disculpa honesta, siempre hay una lucha de dominio sobre el otro, ganar con la fuerza o con la razón, propongamos una nueva mentalidad y perdonemos no solo al prójimo sino a nosotros por qué el amor propio comienza siempre con la aceptación y eso significa muchas veces reconocer los errores que hemos cometido con la persona a la que más le debemos: uno mismo.