En resumen, ser santos se da en conformidad a nuestra pertenencia al Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, para bien nuestro y de los demás. AsÍ, cuando un católico se santifica, se santifica todo el cuerpo. ¿Y por qué somos santos si también somos pecadores? somos santos en virtud de Cristo, cabeza de la Iglesia. Cuando un pecador se arrepiente y corrige, guía sus pasos en la imitación de Cristo, para ser más y más como Èl, viviendo en conformidad a su voluntad, amando y sirviendo.
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