A Jesús no es suficiente con adularlo y hacer promesas que uno no va a cumplir. Hay personas que se emocionan en el momento, pero llega el tiempo de pagar el precio y no cumplen lo prometido. Jesús más que desanimar a las personas que querían seguirle, probaba el corazón de ellas para ver en realidad si estaban dispuestos a pagar el precio.