· Una vez más vemos que a Jesús le interesa erradicar toda mala intención del corazón, para que no se llegue a materializar esa mala intención del corazón. No basta con no golpear a una persona; lo único que sería suficiente es no desear siquiera golpearle; ni siquiera tener un sentimiento duro contra él en el corazón. Jesús lleva el asunto a la condición del corazón donde nacen las actitudes violentas.