En un mundo donde la violencia y el odio se multiplican, Dios nos llama a algo diferente: ser agentes de paz. No seas eco de la guerra, sé portador de esperanza.
No seas parte del problema, sé la respuesta en Dios. En tiempos de guerra, tu corazón no puede enfriarse. Guarda la Palabra, vive
con compasión y lleva esperanza activa.