Título: “El Dios de los tiempos”
Texto bíblico: Daniel 2
El libro de Daniel es un libro muy pertinente para nuestros días, pues nos confirma que Dios es el Señor de la historia. A pesar de las deportaciones del pueblo de Israel en Babilonia, este libro enseña que el Señor continúa en control tanto del presente como del futuro. Con una mezcla de narrativa con profecías y apocalíptica, este magnífico libro nos desafía a seguir confiando en Dios y en su reino, el cual prevalecerá por encima de todos los imperios de este mundo.
En este capítulo 2 a través del sueño del rey Nabucodonosor y su interpretación, el texto nos comunica que Dios revela soberanamente su control de los tiempos a pesar de la realidad presente.
¿Cómo Dios revela soberanamente esto?
1. Poniendo de manifiesto la incapacidad humana v.1-16
Dios se revela a través de un sueño del rey babilonio que ninguno de sus consejeros podía identificar ni interpretar. Solo a Dios le pertenece revelar el sentido de los acontecimientos presentes y futuros, y elige mostrarlo como él quiere por encima de los seres humanos.
2. Usando a sus hijos como testimonio de su grandeza v.17-30
Tanto Daniel como sus amigos claman al Señor ante las circunstancias presentes. Dios usa a Daniel para mostrar el sueño del rey y su interpretación. Es interesante cómo el Señor puede usarnos como instrumentos suyos para testificar de su grandeza en medio de situaciones complejas.
3. Reafirmando la superioridad de su reino v.31-45
La imagen del sueño del rey mostraba diferentes reinos humanos que tendrían lugar con el devenir de los tiempos, los cuales, perecerían ante el reino de Dios. Debemos seguir cultivando nuestra búsqueda del reino de Dios. Reino que fue introducido en la persona y la misión de Jesús y que tendrá su consumación en la gloriosa segunda venida.
Sin dudas, no hay nadie como nuestro Dios. Él está por encima de todas las circunstancias y los tiempos. ¿En qué medida esto nos afecta? ¿Cómo podemos confiar y descansar en el control y la soberanía del Señor? Recordemos que Dios revela soberanamente su control de los tiempos a pesar de la realidad presente.
