Desde la puesta en marcha del liberalismo republicano en el mundo los resultados de esta línea de pensamiento han sido sorprendentes como también de gran beneficio para la gente.
Como nunca antes en la historia de la humanidad, el liberalismo republicano no solo logró un portentoso avance en materia económica y social, sino también en la cultura, la educación y desde luego en la política.
En este último terreno, la política, el liberalismo republicano consiguió el gobierno del pueblo así como la limitación del poder mediante el constitucionalismo. Todo esto fue algo inédito consiguiendo que las masas de personas antes empobrecidas y sin esperanzas pudieran avanzar hacia nuevas oportunidades de bienestar como nunca antes se dio en la historia.
Sin embargo, pese a sus grandes beneficios, el liberalismo republicano que venció al autoritarismo, a las deleznables autocracias y monarquías y concitó aquellos avances antes citados, hoy día se enfrenta a un enemigo poderoso.
En efecto, la embestida colectivista no cesa en sus intentos de doblegar y violar la vida, la libertad y la propiedad. Esa perversa visión colectivista pretende destruir a la familia, las tradiciones y costumbres, crear un nuevo modelo ecologista, elevar todavía más los impuestos y los endeudamientos para de ese modo crear el mundo que ellos dicen es lo que a nosotros nos conviene.
De ninguna manera estamos y estaremos de acuerdo con esa visión colectivista. Nos tenemos que oponer en todos los lugares en donde nuestros talentos y capacidades nos permitan colaborar.