Teresita descubrió que el amor verdadero no juzga según las apariencias, sino que busca el bien oculto en cada alma. Cuando otros malinterpretaron un gesto suyo, no se defendió: aprendió a comprender mejor a los demás. Esta meditación nos invita a mirar con los ojos de Jesús y a ofrecer pensamientos de caridad en lugar de juicios. ¿Te animas a confiar en que sólo Dios ve el corazón?