Teresita transformó el rechazo interior en amor concreto. A una hermana que le resultaba difícil, le ofreció sonrisas como oración silenciosa. Su caridad no era sentimental, sino una elección firme de ver a Jesús en el otro. Esta meditación te enseña que incluso una sonrisa puede ser una ofrenda preciosa si nace del amor sincero. ¿A quién puedes hoy regalarle esa sonrisa que viene del corazón?