Hay lideres que viven en una constante e innecesaria guerra contra todos aquellos que no son iguales a ellos. Lideres que no han aprendido a respetar el trato de Dios en los demás. Y creo que la única manera en la que podremos llegar a vencer estas discordias, es aceptando nuestras diferencias y respetándolas. Entonces estaremos en la unanimidad que El Espíritu Santo desea en nosotros.
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