La Mesa del Señor. Debemos decir como el salmista David (Salmo 139.23-24) 23Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. En la mesa del Señor debemos examinarnos, evitaremos así la disciplina, si nos juzgamos a nosotros mismos no seremos ni juzgados ni castigados por el Señor.