Fragmento de "Nuestra conversación" de Clarice Lispector.
La primera vez que fui a casa de Rodin comprendí que su casa no era para él más que una necesidad,
un abrigo contra el frío, un techo bajo el que dormir,
lo dejaba indiferente y no pensaba ni un poco en su soledad o en su recogimiento.
Era en si mismo donde él encontraba un hogar...