Es esencial comenzar cada día recordando tu identidad y tus metas.
Si no tienes claro lo que quieres, empieza por lo que sabes, lo que te gusta, o incluso lo que no te gusta, y busca lo contrario.
Tu identidad y tus metas pueden cambiar y evolucionar con el tiempo.
Lo importante es que te emocionen y te impulsen. En momentos de duda o estrés, tener una dirección clara te ayudará a mantener el rumbo.