Que frustrante puede llegar a ser darnos cuenta que muchas de las cosas que no nos agradan de nosotros mismos, nuestro físico o nuestra personalidad no están en nuestro control. A veces pareciera que no es justo lo que nos tocó, pero ni modo, así es la vida.
Es hora se soltar esa carga de responsabilidades que no nos pertenecen y dejar de quejarnos por aquello que no está en nuestras manos, porque es evidente que no tenemos el control de todo.