Cualquiera que sea tu interés debes saber que a todos nos sucede lo mismo, vamos todos en el mismo barco, algunos en popa y otros en proa. Hay espacio para todos, así el destino sea el naufragio, agárrate del mástil y no te dejes caer. Por el mismo camino llegará el placer, como quien pierde y enseguida encuentra la gratitud y la calma. Es como el gusto a la adrenalina, el gusto al peligro, a qué se debe esto, a una especie de instinto familiar y si nos parece extraño es precisamente eso lo que nos llama a ello, como cuando te atrae un criminal y no sabes explicarte por qué, se traduce contradictoriamente en un acto de bondad, ver al niño pequeño y no al asesino, por más que parezca un mito urbano. Estamos demasiado fílicos y de la mano del buen pastor haremos un gran trabajo de campo, aquí todos somos indagadores, inspeccionaremos desde el voyeur los lugares públicos, Siendo undinistas. Todo hasta llegar a un momento sublime, casi como el nirvana, en donde sabremos cómo es el gusto y el sabor de la envidia.
