Los pantalones aparecieron por primera vez en la historia registrada entre los pueblos nómadas de las estepas de Europa oriental y el Asia Central, hábiles jinetes. La evidencia arqueológica sugiere que tanto los hombres como las mujeres llevaban pantalones en ese contexto cultural. Sin embargo, en la cultura occidental el uso de pantalones se restringió a los hombres hasta el siglo XX. En muchas regiones, esta norma se hizo cumplir no solo por las costumbres sociales sino también por medio de la ley. Hubo, sin embargo, algunos casos históricos de mujeres que usaron pantalones en desafío a estas normas, por una variedad de razones, incluyendo comodidad, libertad de movimiento, moda, disfraz (especialmente esclavos fugitivos en los Estados Unidos anteriores a la guerra civil), intentos de hacerse pasar por varón debido al mayor salario que estos recibían, e intento de establecer una identidad pública poderosa para las mujeres.