La caída de Constantinopla ocurrió el 29 de mayo de 1453, marcando el fin del Imperio Bizantino y uno de los eventos más trascendentales de la historia. La ciudad fue conquistada por el sultán Mehmed II del Imperio Otomano tras un asedio de casi dos meses. Constantinopla, ubicada estratégicamente entre Europa y Asia, había sido una fortaleza cristiana durante más de mil años.