La Enseñanza nos dice qué, el mundo espiritual no está separado del material, sino que ambos constituyen la doble polaridad de una misma unidad.
Pretender llevar una vida completamente materialista, en la que nuestro único objetivo sea la consecución de bienes materiales al precio que sea, es negar una parte importante de nuestra propia esencia.
Pero pretender vivir solamente en el mundo espiritual, tratando de alejarse de las realidades existenciales es, cuanto menos, un escapismo que, en muchos casos, puede llevarnos al alejamiento de la realidad e, incluso, a aberraciones mentales que lejos de traernos la paz interior, lo que hacen es producir disturbios interiores y exteriores y una lucha permanente, en vez de un ajuste, entre las dos polaridades que componen nuestro Ser.
Tanto el mundo material, como el espiritual, deben ser vividos plenamente para que podamos sentirnos realizados y cumplir así con nuestra misión ante lo cósmico y ante nosotros mismos.
Esto quiere decir que, bajo ningún concepto, debemos olvidar vivir plenamente en ambos planos.
Lo importante no es conseguir aquello que los demás consideran valioso, sino aquello que nos proporciona Paz y Felicidad y nos da el verdadero éxito, y dicho éxito depende de la valoración personal de las aspiraciones que cada uno tenga, o de lo que considere que sería un placer realizar.
