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♥️ El amor al prójimo debe ser sacrificial, tal como el de Cristo por nosotros, darse por entero en pro del otro. El amor es benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no se irrita, no guarda rencor, se goza en la justicia y en la verdad, todo lo sufre, cree, espera y soporta, como lo describe 1 Co 13 4-7.

🙏🏻 Esto parece un ideal inalcanzable, con nuestras propias fuerzas sería imposible, pero el Espíritu Santo nos moldea, transforma y produce su fruto en nosotros; y la primera característica de ese fruto es el amor. De tal forma, que para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, debemos primero amar a Dios por sobre todas las cosas.

🛐 Al amar a Dios, teniendo una comunión viva, real con Él, se reflejará en nuestras relaciones interpersonales. Cuando hemos experimentado el amor del Padre, su gracia y misericordia, con los ojos puestos en Jesús, podremos amar a nuestro prójimo tal como el buen samaritano, que restauró, vendó y curó las heridas.

📖 Lc 10:33-34 dice el texto bíblico: “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él”

🙇🏻‍♀️ El amor al prójimo es intencional y se manifiesta a través de las obras. Hemos sido rescatados para mostrar el amor de Dios a nuestro prójimo en nuestro diario andar cualquiera sea la situación o la circunstancia.