📖 Luego de reconocer a Cristo triunfante y su sacrificio en la cruz, llegamos al Salmo 23 proclamando que “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (v1). Es importante destacar el sentido de propiedad: es mi pastor, no el pastor de todo el mundo, es mi pastor, que guarda una relación personal, estrecha conmigo, su oveja. Él es mi buen pastor que su vida dio por mí, por amor, para rescatarme, guiarme, protegerme. En Él nada me faltará, porque en Cristo estamos completos.
🐑 El buen Pastor alimenta y conforta a su rebaño, tiene cuidado de nosotros (1Pe 5:7). Me hace descansar en delicados pastos: en su Palabra, el mejor alimento. Su Santo Espíritu es como ríos de agua viva dentro de mi ser, que me impulsan a servirle. En su presencia se halla la paz que sobrepasa todo entendimiento, que conforta, que trae consuelo al alma, el gozo de su salvación, por amor de su Nombre (v2-3).
🙏🏻 “Aunque ande en valle de sombra de muerte” (v4), cuando corresponda transitar por valles oscuros, no hay nada que temer, porque el Señor prometió que estará conmigo hasta el final (Mt 28:20). Su vara y su cayado, aún su reprensión y disciplina, me alientan, me enseñan. Prepara mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores y enemigos, puedo habitar confiada en su paz. En la obediencia a su Palabra la unción y llenura de su Santo Espíritu no se apartará de mí (v4-5).
🙇🏻♀️ Que privilegio tan hermoso, grande y maravilloso, el poder habitar en tu presencia, vivir perpetuamente ante el trono de la gracia, allí donde el bien y la misericordia de Jehová me seguirán todos los días (v6), porque tú, oh Señor, eres mi pastor.
