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📖 Con frecuencia no imaginamos a Dios regocijándose, pero Jesús enseñó en Lc 15:4-7a: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente”.

✝️ Las ovejas son animales que se desvían con facilidad, por su propia cuenta no pueden encontrar el camino de regreso a la manada, es necesaria la intervención del pastor, que la busque, cargue y devuelva al redil. Jesús como el buen pastor, vino en busca de sus ovejas, dio su vida por nosotros cuando estábamos muertos en delitos y pecados, para justificarnos ante el Padre, para traernos a su redil.

🙏🏻 Refiere la parábola, que el pastor pone sobre sus hombros gozoso a la oveja cuando la encuentra, e invita a sus amigos y vecinos: Gozaos conmigo. Jesús soportó el oprobio por el gozo puesto delante de Él, nos busca y al encontrarnos con gozo nos imputa su justicia para reconciliarnos con el Padre. Nos restaura, con gozo nos carga sobre sus hombros, para traernos ante el Padre.

🔥 Y hay gozo en el cielo por un pecador que siendo encontrado, procede al arrepentimiento. Dios se goza en la obra de salvación, de reconciliación de Jesucristo, cuando el ser humano perdido es encontrado, y por la obra del Espíritu Santo procede al arrepentimiento, siendo convencido de pecado, justicia y juicio.

🙇🏻‍♀️ Hoy a nosotros nos corresponde llevar el mensaje de salvación mostrando a Cristo nuestro diario andar, gozándonos cuando un pecador se arrepiente.