“El día que temo, yo en ti confío” Salmo 56:3. Parece contradictorio hablar de temor y confianza en el mismo versículo, conociendo además, que David escribió este salmo cuando los filisteos lo prendieron en Gat (1S.21:13-15).
Es indiscutible que sentiremos temor o angustia ante ciertas situaciones, porque somos humanos, pero cuando éstos son arropados por la gracia divina, nos permiten crecer en confianza, en dependencia a Cristo y en oración.
Cualquiera sea la circunstancia, adoremos a Dios porque Él es Soberano, Él está en control, seamos favorables a la obra del Espíritu para crecer en dependencia y confianza a Cristo.