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📖 Is 9:6 dice el texto bíblico: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro”. La profecía de Isaías revela la humanidad y deidad del Mesías, de nuestro Señor que vino a salvarnos cuando estábamos muertos en delitos y pecados.

👶🏻 “Un niño nos es nacido”, en perfecta humanidad, indefenso, dependiente. “Hijo nos es dado”; el niño del pesebre no sólo era hombre, también es el eterno Hijo de Dios. El niño tenía que nacer para dar un punto de inicio a la humanidad de Jesús, pero fue dado porque es preexistente en su eterna deidad, como la segunda persona de la Trinidad.

🙏🏻 Este misterio de la encarnación del Hijo de Dios, fue posible a través del nacimiento virginal. El Espíritu Santo vino sobre María y el poder del Altísimo hizo sombra sobre ella (Lc 1:35). Juan describe “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...” Jn 1:1,14a.

👑 “Y el principado sobre su hombro”. Jesucristo, el Hijo de Dios, es el Rey de reyes y Señor de señores, el absoluto, soberano, eterno Señor y Salvador, nuestro Mesías, el príncipe de paz, Nombre sobre todo nombre, toda rodilla se doblará ante Él y confesará que Cristo es el Señor.

🔥 El niño que nació en el pesebre, era perfectamente hombre y plenamente Dios, vino con un propósito eterno, se despojó a sí mismo para ser semejante a nosotros (Fil 2:7), y como el Mesías esperado, se sacrificó por nuestros pecados, fue el cordero inmolado, el sumo sacerdote perfecto, por cuya ofrenda hoy tenemos remisión de pecados y vida eterna en Él.

🙇🏻‍♀️ El niño del pesebre creció y llegó a la cruz del Calvario, tomó nuestro lugar, padeció, murió y al tercer día resucitó para darnos salvación y vida eterna. En esta navidad, reflexionemos sobre el propósito eterno del Mesías, y vivamos para su gloria y honra, rendidos ante su señorío, adorando Su majestad.