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🔥 En ocasiones nos agobiamos y cargamos con los afanes del día a día, pasando por alto las bondades de Dios manifiestas en nuestras vidas. Alguna vez has reflexionado sobre las bendiciones de Dios y cómo nos ha librado aún de nosotros mismos. David en el Salmo 18 exaltó al Señor, se entregó en adoración, pues Dios le había librado de manos de sus enemigos y de Saúl, el relato de la historia se encuentra en el 2 Sa 22.

📖 Con una mirada agradecida, con un corazón entregado en adoración, el Salmo 18:1-3 dice: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía, Jehová roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quién es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos”

🕊️ Ante la majestuosa presencia de Dios, sólo podemos postrarnos a adorar, exclamar cuánto le amamos, por quien Él es, porque es nuestro Dios, es nuestra fortaleza, inconmovible, la torre alta, el libertador, el refugio eterno de nuestras almas, Él es nuestra salvación, el único digno de ser alabado, su Nombre invocado.

🛐 Es misericordioso y compasivo para con sus hijos, nos sostiene y sustenta para que no resbalemos, nos adiestramos con su Palabra, es el Alfa y Omega, que vive y reina por los siglos de los siglos. Al ver su obra en nuestras vidas, con una mirada agradecida, nos postramos junto al salmista para adorar.

🙏🏻 David analizó en retrospectiva, “en mi angustia invoqué a Jehová” (v.6), cuando estaba siendo perseguido y sus enemigos se habían multiplicado, Dios no solo escucho su oración, sino que también le rescató mostrando su eterno poder y gloria (v.7-20). El Señor tuvo misericordia, le extendió su gracia salvadora, le preservó para que no pecara contra Dios (v.21ss). Sin duda, David tenía motivos para mirar a Dios con agradecimiento.

🙇🏻‍♀️ Si reflexionamos sobre nuestras vidas, podemos ver el trato personal y amoroso del Creador, cómo nos ha salvado, librado, bendecido, y aún en las pruebas más difíciles, su gracia y misericordia nos han moldeado, para que hoy volvamos nuestro rostro a Él con una mirada agradecida.