Imagina que tienes 15 minutos para recoger de tu casa lo más importante. ¿Qué te llevarías? ¿Las escrituras? De poco servirían pues serás propietario de un montículo de lava y una posterior montaña de ceniza, donde pasarán muchos años y otros tantos más donde se pueda en ese terreno desolado, edificar. ¿Te llevarías la televisión de plasma que aún hoy sigues pagando religiosamente? ¿Para qué? Te faltarán enchufes, y te faltarán ganas. Quizás ese bolso de marca que pagándolo mes a mes logró marcar una sonrisa a tu ego de satisfacción, ¡Por fin algo bueno, de calidad en tu armario…! ¿Te llevarías la vajilla de tu tatarabuela, esa que ha pasado de generación en generación y es la protagonista de las comidas y cenas en familia?
¿Tú qué te llevarías?