¿Sabes lo que es el efecto Pratfall? Repito el concepto, Efecto Pratfall, si echáramos mano de la imaginación ¿qué es lo primero que os viene a la cabeza? Cuando nuestra colaboradora misteriosa convertida ya en Atenea, diosa de la sabiduría, nos envío el efecto Pratfall lo primero que me vino a la cabeza era una gran bola de fuego en forma de asteroide que dibujaba en una estela de movimiento tintineante, particular y hasta divertida dentro de un universo desconocido, repleto de planetas rosa chicle, cielos pintados de atardeceres dorados y habitantes perfectos y aburridos que adoraban la imperfección. Presentaban sus respetos a lo original, lo diferente, lo asimétrico, lo caótico, lo vulnerable ¿Por qué? Porque simplemente esa imperfección resultaba divertida, resultaba digna de ser investigada, porque aportaba matices, texturas, colores a un mundo anodino donde todo era equilibrio, control y formas geométricas de ángulos rectos.
Bueno puede que este concepto de Pratfall encendiera mi imaginación a niveles insospechados y me estuviera montando yo sola la nueva película de Steven Spielberg, pero lo cierto es que una parte de mi fantasía se acercaba a la realidad, ya que Pratfall creado por el psicólogo Elliot Aronson afirma que las personas tienden a gustar más a los demás cuando muestran sus debilidades e imperfecciones. Es decir, los errores hacen que percibamos a las personas como más agradables y simpáticas.
Estamos en un mundo frenético donde las redes sociales son parte de nuestra vida cotidiana. Seguimos a cantantes, modelos, actores…vidas perfectas, vidas con filtros, casas de revista donde no hay un cojín tirado, donde el cubo de basura es inexistente y el rollo de cocina es un cachivache obsceno venido del mundo de Poltergeist. Pero ¿Qué nos ocurre cuando comparamos nuestras propias vidas con ese mundo de pegatina? ¿Qué nos ocurre cuando queremos esa piel sin granos, esos turgentes glúteos sin celulitis, esa boda maravillosa con decoraciones inauditas que suben de ceros la factura final? Nos empezamos a agobiar, a querer imposibles, a encorsetarnos en realidades inexistentes propias de la mejor película de ciencia ficción. Y entonces la tristeza, el malestar y la desilusión constantes nos invaden. Compararse con imposibles solo, duele.
Si tropezaste delante del chico que te gusta, apláudete eres persona, si tartamudeaste en esa entrevista de trabajo, fue solo una repetición extraña de sonidos que no hablan de ti, que no representan tu bagaje o tus conocimientos, si no supiste encontrar una solución y pediste ayuda, solo dice que eres valiente e inteligente por buscar alternativas y no apostar por el status quo, si la tristeza te invade porque con todo el dolor de tu corazón apostaste por tu integridad antes de continuar con esa amistad maltratadora donde tu esencia quedó relegada a la sumisión, regálate un abrazo porque estás priorizándote. Si verbalizaste aquello que te duele, que te hace daño, que te paraliza, generaste un precedente en tu camino. Una nueva autopista neuronal, una nueva forma de hacer las cosas que se posará en tu cerebro y te guiará en futuras decisiones, siendo ya alguien completamente nuevo. Enhorabuena, tus errores, tus debilidades, tus imperfecciones son marcas de autenticidad, y solo siendo tú con esa berruguita, ese ojo izquierdo más grande que el derecho, ese tartamudeo o risa histérica en momentos de tensión, esas manitas infantiles y esos besos sonoros, solo siendo tú podrás ser realmente libre, sin duda, tu vulnerabilidad es tu mejor versión. Y tú ¿Cómo muestras tu vulnerabilidad? ¿Cómo presentas tus debilidades e imperfecciones? ¿Cómo dejas que te vean?